viernes, 12 de octubre de 2012

Huelva por su Ría


En el día de hoy, mientras paseaba por la Ría de Huelva sobre ese icono tan onubense como es "la canoa", no podía dejar de preguntarme cómo y porqué los onubenses hemos permitido que ese entorno tan hermoso se encuentre tan degradado.
 
Podemos recurrir al viejo tópico de la apatía del ciudadano onubense, pero no es así. Conozco otras muchas ciudades españolas, y esa apatía es la tónica general. Aquellos que manejan "el cotarro" se han preocupado de fabricar ciudadanos apáticos, adormecidos e indolentes. Es contrario a sus intereses que sean de otro modo, que piensen por si mismos, y que algún día se planteen tratar de cambiar  la sociedad en la que viven. Por eso, movimientos como el 15-M pilló tan descolocados a los que mueven los hilos, y por eso, se encargaron de eliminarlos dejándolos morir de inanición y fragmentándolos desde dentro.

El ciudadano de Huelva no es diferente a todos los demás. Es víctima de un sistema sumamente corrupto, en el cual los gobernantes presentes, pasados y futuros han dejado que ciertos grupos empresariales campen a sus anchas y esquilmen los maravillosos recursos naturales de esta tierra, abandonándolos en tal estado de degradación que será necesario que transcurran decenas de años para que la naturaleza pueda volver a un estado parecido al original.
 
Hoy, mientras paseaba por la Ría al ritmo de fandangos de Huelva, no pude evitar emocionarme. Huelva se merece más, y su gente también. Admiro a ese grupo de valientes que un día decidieron intentar cambiar las cosas. Esos que no han dejado de creer en que otra Huelva es posible. Esos de los cuales estoy orgulloso de considerarlos mis amigos y compañeros. Esos a los que veo a mi lado cuando me faltan las fuerzas y los ánimos decaen. Por ellos, por toda la gente de Huelva crean o no en esta causa, por el compromiso de dejar a nuestros hijos una ciudad más saludable, por los que se han enriquecido envenenándonos poco a poco, por nuestra cobarde y corrupta clase política... a todos ellos les digo, gracias por darme ánimos para seguir adelante. Hoy me he cargado las pilas y amenazo con seguir en la trinchera, ¡a por ellos oe...!