Nuevamente nos llega desde Italia otro terremoto casposo-político, del cual (para no variar) el protagonista vuelve a ser D. Silvio Berlusconi.
En este mundo de la telebasura (cuya "honsosa" paternidad le corresponde al propio Berlusconi), se da la curiosa circunstancia de que el hijo es quien en este caso está devorando al padre (al contrario de lo que sucedía en la fábula de saturno inmortalizada magistralmente por ¿Goya?).
Pues bien, D. Silvio, parece ser que está Vd. siendo remunerado con la misma moneda que Vd. acuñó. No obstante, aunque no sea precisamente santo de mi devoción, no puedo sino solidarizarme con su persona, y con la situación que está atravesando.
Hasta el individuo más abyecto (y no digo que Vd. lo sea) debe ser respetado en su esfera más íntima. Todo el mundo debería tener derecho a que su vida privada y su intimidad sea respetada. Los espectáculos lamentables que contemplamos a diario en la cada vez más extendida "telebasura" nos convierten en bestias carroñeras, y como tales nos alimentamos exclusivamente de las miserias y las vergüenzas de los demás. Cierto es que siempre existirán quienes voluntariamente a
ireen sus trapos sucios sabedores de que algún que otro estómago soportará tragarse su basura gustosamente, pero no es menos cierto, que en otros casos, habrá a quienes se les hará daño, mucho daño, pues sin ser parte de este mundo de la farándula, se verán envueltos en medio de la vorágine que se mueve alrededor de la prensa rosa y del papel cuché.
En cualquier caso, inevitablemente llegará el día (esperemos que más pronto que tarde) en el que alguien consiga poner algo de cordura en medio de este desvarío, logrando que de una vez por todas se deje de despedazar la vida privada de quienes no pretendan ser parte en este juego. Espero poder estar aquí para contarlo.
Saludos enmascarados
En este mundo de la telebasura (cuya "honsosa" paternidad le corresponde al propio Berlusconi), se da la curiosa circunstancia de que el hijo es quien en este caso está devorando al padre (al contrario de lo que sucedía en la fábula de saturno inmortalizada magistralmente por ¿Goya?).
Pues bien, D. Silvio, parece ser que está Vd. siendo remunerado con la misma moneda que Vd. acuñó. No obstante, aunque no sea precisamente santo de mi devoción, no puedo sino solidarizarme con su persona, y con la situación que está atravesando.
Hasta el individuo más abyecto (y no digo que Vd. lo sea) debe ser respetado en su esfera más íntima. Todo el mundo debería tener derecho a que su vida privada y su intimidad sea respetada. Los espectáculos lamentables que contemplamos a diario en la cada vez más extendida "telebasura" nos convierten en bestias carroñeras, y como tales nos alimentamos exclusivamente de las miserias y las vergüenzas de los demás. Cierto es que siempre existirán quienes voluntariamente a
ireen sus trapos sucios sabedores de que algún que otro estómago soportará tragarse su basura gustosamente, pero no es menos cierto, que en otros casos, habrá a quienes se les hará daño, mucho daño, pues sin ser parte de este mundo de la farándula, se verán envueltos en medio de la vorágine que se mueve alrededor de la prensa rosa y del papel cuché.En cualquier caso, inevitablemente llegará el día (esperemos que más pronto que tarde) en el que alguien consiga poner algo de cordura en medio de este desvarío, logrando que de una vez por todas se deje de despedazar la vida privada de quienes no pretendan ser parte en este juego. Espero poder estar aquí para contarlo.
Saludos enmascarados
