viernes, 30 de diciembre de 2011

Un pastel llamado Huelva

Parece mentira, hace menos de un año que transmitía en este blog la feliz noticia de que un grupo de ciudadanos honrados, sin que les moviera ningún tipo de interés personal, daban el paso adelante y se presentaban a las elecciones municipales con un proyecto hermoso y esperanzador. Un grupo de personas que, tras muchos años de lucha y reivindicaciones en la calle, pretendieron llevar las mismas a las propias instituciones, pero esta vez desde dentro... pero claro está, el sistema es cruel y voraz, y fagocita sin piedad a todo aquél que osa entrar en su radio de acción.

Ahora, la lacra del transfuguismo aflora en el seno de aquel proyecto que finalmente se había convertido en realidad. Los intereses personales, el "ande yo caliente..." parece ir aparejado a la propia condición humana y, actualmente, llego a dudar de si existen personas que estén libres de caer alguna vez en las garras de la tentación por el poder y por el dinero.

Hoy es un día triste para Huelva y para la democracia. Alguien en quien creí ciegamente, a quien apoyé con mi trabajo y esfuerzo, alguien por quien puse mil veces la mano en el fuego, no ha dudado en traicionarme. Lo ha hecho conmigo y con las miles de personas que confiaron en que las cosas se podían cambiar desde dentro, pero tratar de vencer al lobo introduciéndose en sus fauces conlleva irremediablemente la consecuencia de ser devorado. Esta ciudad es un pastel que sucesivamente viene siendo engullido por quienes nos gobiernan y "representan", y ahora todo sigue igual excepto por el hecho de que hay un comensal más sentado a la mesa.